El Círculo de Mujeres: Un Retorno a lo Salvaje y lo Sagrado
El Círculo de Mujeres:
Un Retorno a lo Salvaje y lo Sagrado.
El círculo de mujeres es mucho más que un encuentro social; es un espacio sagrado, una antigua tradición que ha resurgido con fuerza en el mundo contemporáneo. El trabajo en círculo es una invitación a la sanación, a la reconexión con la naturaleza instintiva y a la exploración de un viaje transpersonal que va más allá del "yo" individual.
Clarissa Pinkola Estés, en su obra "Mujeres que corren con los lobos", nos invita a reconectar con la Mujer Salvaje, el arquetipo de nuestra naturaleza instintiva y más profunda, a menudo silenciada por la cultura moderna. El círculo de mujeres es el espacio ideal para este regreso. Actúa como un vientre sagrado donde, a través de la escucha y la narración de historias, se recuperan fragmentos perdidos del alma.
Aquí, la narrativa personal no es un simple desahogo, sino un acto de sanación. Al contar nuestras heridas y victorias en presencia de otras, tejemos un tapiz colectivo. En este contexto, lo personal se vuelve transpersonal, porque nuestras historias resuenan y se espejan en las de las demás, revelando un dolor y una fuerza compartidos que trascienden las experiencias individuales.
La Alquimia del Testimonio
La verdadera magia del círculo no reside solo en hablar, sino en testimoniar. Es la práctica de la escucha profunda sin juicio, donde cada mujer se convierte en un espejo para la otra, reflejando su luz y su sombra. Este acto de ser vista y aceptada incondicionalmente sana las heridas del alma y fortalece la intuición.
Desde una perspectiva transpersonal, el círculo es un portal hacia el inconsciente colectivo femenino. Al sentarse en un espacio sagrado, las mujeres acceden a la sabiduría de sus ancestras, a una fuerza ancestral que les permite liberarse de patrones limitantes y abrazar su verdadero poder. No es solo un encuentro, es un ritual.
Un Espacio de Crecimiento Espiritual
En última instancia, el círculo de mujeres, es un vehículo para el crecimiento espiritual. Nos enseña a:
- Honrar la Intuición: A confiar en el conocimiento que reside en el cuerpo y el corazón, más allá de la lógica.
- Recuperar la Creatividad: A liberar la voz, el arte y la expresión que han sido reprimidos.
- Abrazar la Dualidad: A aceptar y amar tanto la luz como la oscuridad que habita en cada una.
Es un recordatorio de que somos parte de un todo, un llamado a unirnos, a sanar y a cocrear un mundo donde la naturaleza femenina, en toda su gloria salvaje y sagrada, sea libre para florecer.
